Industria de la moda que supone el consumo más contaminante del planeta.
Por: Ariana Ortiz Figueroa
En la actualidad vivimos en un constante consumo de moda, donde en muchas ocasiones es más acelerado de lo que pensamos. La forma en la que consumimos, tanto alimentos como ropa, influye mucho en el futuro de nuestro ambiente y del país. Ese consumo lleva por nombre “fast fashion”, donde compras más y usas menos. El fast fashion le ofrece al consumidor la posibilidad de acceder a prendas novedosas a precios muy accesibles y de forma continua. Es la segunda industria más contaminante después de la petrolera, consumiendo más energía que la industria de la aviación y el transporte marítimo combinadas. Esto se debe a que una prenda, ya sea fabricada con material sintético o fibras naturales, contamina durante todo su proceso de fabricación.
En Puerto Rico, según la intérprete ambiental Yinamalia Suárez Vélez, anualmente llegan a los vertederos 400 millones de libras de ropa y otros textiles. Esto ocurre debido a tres factores principales; deforestaciones de bosques para los monocultivos de materias primas que se convertirán en textiles, la contaminación de las cuencas hidrográficas por el uso masivo de químicos contaminantes y por su corto ciclo de vida. La materia de la que está hecha la ropa es sometida a una complejidad de procesos que requieren inmensas cantidades de agua, petróleo y químicos. Además, luego son transportadas en barcos o aviones que emiten cientos de toneladas de dióxido de carbono.
¿Conoces qué industrias ocupan los puestos en la lista de las más contaminantes en Puerto Rico? La mayoría de las personas tenemos ropa de H&M, Zara, Forever 21 o Shein, algo que nos convierte en parte del problema ante la industria del fast fashion. En esencia, introducen colecciones de ropa que siguen en las últimas tendencias de la moda pero que han sido diseñadas y fabricadas de una forma rápida y barata. Producen diseños por la mano de obra barata a base de explotación, pagando muchos menos del salario mínimo. La rotación de las colecciones representa una pequeña revolución respecto al modelo tradicional, basado en presentar dos temporadas al año, puesto que consigue que los clientes acudan a las tiendas dispuestos a gastar dinero con mayor regularidad.
Una de las tiendas más reconocidas en Puerto Rico que particularmente originó este problema fue Zara. A nivel mundial la tienda es reconocida como “El gigante del fast fashion”. En el caso de Zara fue por algo que suena muy fácil en el papel, pero hay que saber hacerlo: darle al consumidor lo que quiere y dárselo rápido. Esto es con base a los datos que recopilan en sus tiendas sobre lo más vendido a lo que piden los clientes a los empleados del lugar. La introducción de nuevas líneas de productos a menudo provoca un aumento de las ventas. Los costos reducidos se deben a que los textiles no son de la mejor calidad, ni mucho menos sustentables. Utilizan en su mayoría fibras sintéticas derivadas del poliéster, el nilón o el acrílico.
¿Conoces quienes trabajan las piezas que consumes aceleradamente por tendencia? Aunque las repercusiones ecológicas son muy importantes, es igual de relevante reconocer que el fast fashion afecta a las personas. Según el informe de Global Slaveey Index, los trabajadores de la industria textil se encuentran en una posición vulnerable, ya que a pesar de ser víctimas de prácticas laborales injustas, dependen de estos ingresos para vivir. Muchos de ellos empiezan a trabajar a las ocho de la mañana y terminan a las ocho de la noche, realizando turnos de doce horas. Incluso durante sus turnos no se les permite tomar recesos y las veces para ir al baño son contadas o incluso nulas y almorzar es un lujo que no muchos se pueden dar.
Además de ser víctimas de explotación laboral, las condiciones de salud y sanidad son precarias para los trabajadores. Al tener jornadas de doce horas sin tiempos o pausas para descansar o comer, los trabajadores suelen llegar a la fatiga donde los desmayos son comunes y no hay puestos de enfermería para medicinas. Asimismo, debido al calor habitual de las fábricas y la inhalación de partículas de los tejidos, los empleados suelen presentar diferentes problemas físicos como visión borrosa o dolor en la espalda. Los empleados suelen trabajar sin ventilación y respirando sustancias tóxicas. Los accidentes, incendios, lesiones y enfermedades son muy frecuentes en los centros de producción textil.
¿Conoces las iniciativas que se están creando en Puerto Rico para evitar el fast fashion? Cada vez hay más iniciativas pensadas a favor del ambiente, y sobre todo, personas preocupadas por reducir su impacto diario. Entre ellas está Isla Bonita, que produce camisas con telas biodegradables, también Echo Verde, vende artículos como bolsos, cepillos, cubiertos y otros creados con material biodegradable. Por otro lado, La Banasta, quienes venden aceites, tónicos, suero facial y hasta protectores solares eco-amigables. Además, en el campo de la moda está Auralis Studio, que es una marca de ropa y accesorios sostenibles creada por la puertorriqueña Auralis Herrero Lugo.
Hay una variedad de tiendas eco-amigables en Puerto Rico pero, ¿cómo las personas pueden orientarse sobre el impacto de su consumo al medio ambiente? Otra puertorriqueña que promueve la moda sostenible es Barbie Brignoni, quien creó el podcast de moda “In Real Life”, donde provee toda la información necesaria para concientizar a la población. En los diferentes episodios la puertorriqueña entrevista a diseñadores de moda sustentable, moda rentable, moda circular, diseñadores
independientes, abogados y estilistas profesionales. Además, habla del dinero y de su impacto, sobre el futuro de la moda, promueve las marcas conscientes, el emprendimiento, crecimiento personal y espiritual. Mientras que en su página de Instagram también educa a sus seguidores.
“La triste realidad es que el consumidor común y corriente no usa el 70% de la ropa que tiene en su closet”
-Barbie Brignoni
El camino hacia un futuro sostenible comienza con un consumo responsable. La ropa tiene un precio que no es el que vemos en las grandes cadenas. Las grandes marcas no dejarán de producir prendas porque es muy redituable y esencial en la vida de la sociedad. La industria de la moda depende directamente de los consumidores, por lo tanto, en nosotros como consumidores, está la posibilidad de cambiar esos hábitos de “comprar, usar y desechar” para movernos hacia un consumo responsable, para lograr que la industria textil y de la moda busque el camino hacia la sustentabilidad. ¿Tú qué piensas, ayudas o perjudicas al planeta?